¿Cómo se hace la radioterapia?
La radioterapia es un tratamiento que utiliza radiaciones ionizantes (un tipo de energía) para destruir o incapacitar la duplicación de células tumorales, para controlar el dolor causado por algunos tipos de cáncer y también para reducir el tamaño de tumores que comprimen un órgano. En él, el ADN de las células cancerosas se ve afectado por la radiación, lo que impide que se reproduzcan y, en consecuencia, dejan de desarrollarse.
Algunas células sanas también pueden acabar afectadas durante la radioterapia, pero con menor intensidad. Aunque tienen mayor capacidad de recuperación, en algunos tratamientos las sesiones se fraccionan para dar tiempo al organismo a fortalecerse de nuevo.
Además, las dosis de radiación y el tiempo de aplicación se calculan en función del tipo y tamaño del tumor, lo que también ayuda a preservar las células sanas.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), aproximadamente el 60% de los pacientes diagnosticados con cáncer se someterán a radioterapia en alguna fase de su tratamiento. Cabe destacar que este procedimiento es indoloro.
Beneficios de la radioterapia
Los resultados de la radioterapia suelen ser muy positivos: el tumor puede desaparecer y la enfermedad puede controlarse o incluso curarse, como en el caso de la radioterapia de mama o de próstata, etc.
Cuando la curación no es posible, la radioterapia puede contribuir a mejorar la calidad de vida, ya que sus aplicaciones reducen el tamaño del tumor, disminuyen las hemorragias, el dolor y otros síntomas de ciertos tipos de cáncer, proporcionando alivio a los pacientes.
Las situaciones en las que más se utiliza la radioterapia son:
- Curativa o radical — cuando la radioterapia se considera la principal herramienta en la lucha contra el cáncer;
- Neoadyuvante — se realiza antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor (puede combinarse o no con la quimioterapia);
- Adyuvante — cuando se realiza después de la cirugía (con o sin una combinación de quimioterapia), para reducir el riesgo de recurrencia al detener el crecimiento de cualquier célula cancerosa restante;
- En combinación con otros tratamientos — como la quimioterapia (radioquimioterapia), sin intervención quirúrgica; y
- Uso paliativo — en pacientes con cáncer avanzado, como forma de aliviar los síntomas.
Tipos de radioterapia
Existen varios tipos de radioterapia. Compréndelos a continuación.
La radioterapia externa consiste en la emisión de un haz externo de radiación a larga distancia, generalmente rayos X o electrones de alta energía, producido por un aparato llamado acelerador lineal. El objetivo es el tumor. La mayoría de las personas que se someten a radioterapia reciben este tipo de tratamiento.
El paciente se acuesta en una mesa de tratamiento y se emite radiación desde el acelerador lineal, situado a una distancia segura de la persona. Las aplicaciones suelen ser diarias, pero el número de sesiones y los intervalos se definen caso por caso.
Tecnología en la precisión de la radioterapia
Para programar el tratamiento, el tumor y los órganos sanos adyacentes se identifican mediante una tomografía computarizada. Con esta información, un software específico realiza un cálculo preciso de la distribución de la radiación en el paciente. Las referencias de localización se marcan en la piel para ayudar a posicionar el acelerador lineal.
Cuando los objetivos se encuentran en la región de la cabeza y el cuello, se puede fabricar un molde de plástico similar a una máscara para que la radiación sólo alcance la zona a tratar y no afecte al tejido sano circundante. En este caso, la zona a tratar se marca directamente en el molde y no en la piel. En otras zonas del cuerpo pueden ser necesarios accesorios de localización, como colchones de vacío y soportes de fijación.
La teleterapia es otro tipo de radioterapia y tiene varios subtipos, que son:
- Radioterapia convencional (RT2D) — menos compleja, utiliza imágenes de radiografías simples o incluso de anatomía topográfica para identificar el objetivo. Suele implicar grandes campos de radiación y una mayor afectación del tejido sano;
- Radioterapia conformada o tridimensional (RT3D) — utiliza la tomografía computarizada para la planificación del tratamiento, y consiste en incidencias estáticas de haces de radiación que, al combinarse, implican la zona diana;
- Radioterapia de intensidad modulada (IMRT) — tipo de tratamiento en el que existe la posibilidad de modular la dosis de tratamiento para objetivos heterogéneos, lo que permite reducir la incidencia en los tejidos sanos próximos a los tumores y aumentar la dosis;
- Arcoterapia volumétrica modulada (VMAT) — técnica de IMRT en la que la radiación se administra en un arco dinámico, con el gantry del acelerador lineal en movimiento durante la sesión. Suele tener una administración de dosis más rápida en el tratamiento;
- Radiocirugía — técnica para el tratamiento de alta precisión de lesiones craneales, como metástasis, tumores benignos y malformaciones arteriovenosas, sin necesidad de abrir el cráneo. Suele durar entre una y cinco sesiones;
- Radioterapia estereotáctica extracraneal — técnica que también requiere alta precisión, realizada en pocas fracciones, para el tratamiento ablativo (destrucción tumoral) radical o paliativo de tumores primarios o metastásicos. Se utiliza para tumores de pulmón, hígado, ganglios linfáticos y metástasis en general;
- Radioterapia guiada por imágenes (IGRT) — técnica que incorpora imágenes en el momento de administrar la dosis, lo que garantiza una mayor precisión y reduce la necesidad de márgenes de seguridad más generosos. Pueden utilizarse radiografías digitales, ecografías o tomografías computarizadas de haz cónico incorporadas al acelerador lineal; y
- Irradiación corporal total (TBI) — técnica utilizada en la preparación del trasplante de médula ósea para reducir el riesgo de rechazo.
Otro tipo de radioterapia es la radioterapia interna o braquiterapia, que utiliza fuentes de radiación internas situadas muy cerca del objetivo o en contacto directo con él, a diferencia de la radioterapia externa, en la que la fuente de radiación está lejos del objetivo. También requiere simulación para elegir el mejor enfoque.
El material radiactivo utilizado se presenta en forma de semillas, hilos o placas y se administra mediante catéteres, aplicadores o agujas. Suele estar indicada para el tratamiento del cáncer de próstata, retinoblastoma, tumores ginecológicos, cáncer de cabeza y cuello, sarcomas, melanoma de coroides (interior del ojo), piel y sarcomas, entre otros.
Se suele decir que en la braquiterapia la radiación va de dentro hacia fuera y en la teleterapia, de fuera hacia dentro.
Por último, la radioterapia intraoperatoria es la técnica en la que la radioterapia se administra durante el procedimiento quirúrgico. Puede utilizar teleterapia de electrones, braquiterapia o incluso equipos de ortovoltaje.
Diferencia entre la quimioterapia
Ambos tratamientos tienen como objetivo reducir la capacidad reproductiva de la célula cancerosa, pero son bastante diferentes. La quimioterapia utiliza medicamentos y llega a todas las células del cuerpo, ya que son transportados por la sangre. La radioterapia, por su parte, utiliza radiación ionizante y tiene efecto en las zonas donde se aplica, y suele estar indicada para el control local o regional de la enfermedad.
Posibles efectos adversos y complicaciones
La radioterapia puede tener efectos adversos, que dependen de la parte del cuerpo expuesta a ella y de la cantidad de radiación utilizada. La mayoría de ellos son temporales, pueden controlarse y suelen desaparecer al finalizar el tratamiento.
A continuación, se enumeran algunos de los efectos adversos más frecuentes observados en pacientes con cáncer sometidos a radioterapia:
- Cualquier zona — caída del cabello y vello en el lugar de tratamiento (a veces puede ser permanente), irritación cutánea en el lugar de aplicación y fatiga;
- Cabeza y cuello — sequedad de boca, espesamiento de la saliva, dificultad para tragar, dolor de garganta, cambio en el sabor de los alimentos, náuseas, llagas en la boca, caries;
- Tórax — dificultad para tragar, tos, falta de aliento;
- Estómago y abdomen — náuseas, vómitos, diarrea;
- Pelvis — diarrea, irritación de la vejiga, micción frecuente, disfunción sexual, irritación rectal.
Mama — fatiga, cambios en la piel, edema y sensibilidad.