Tipos de cáncer

Tiroides

El cáncer de tiroides se desarrolla en la glándula que se encuentra en la parte delantera del cuello y es responsable de la producción de las hormonas del metabolismo. La exposición a la radiación y una dieta baja en yodo son los principales factores de riesgo. Obtenga más información.
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por: Oncoclínicas
Tiroides
El cáncer de tiroides es el más frecuente en la región de la cabeza y el cuello y afecta tres veces más a las mujeres que a los hombres.

¿Qué es el cáncer de tiroides?

La glándula tiroides está situada en la parte delantera del cuello, debajo del cartílago tiroides (nuez de Adán), y produce hormonas que ayudan a regular el metabolismo, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y la temperatura corporal. El cáncer de tiroides se forma cuando las células tiroideas empiezan a crecer y multiplicarse sin control.

Es el cáncer más frecuente de la región de la cabeza y el cuello y afecta tres veces más a las mujeres que a los hombres.

Los principales factores de riesgo para el cáncer de tiroides son:

  • Exposición a la radiación — es un factor de riesgo comprobado de cáncer de tiroides. Entre las fuentes de radiación, se incluyen algunos tratamientos médicos y también la lluvia radiactiva de accidentes en centrales eléctricas o armas nucleares;
  • Dieta deficiente — los cánceres foliculares de tiroides son más frecuentes en zonas del mundo donde la dieta es baja en yodo. La adición de yodo a la sal, habitual en muchos países, previene la enfermedad.

Cabe señalar que la presencia de nódulos tiroideos no siempre es un indicio de cáncer, ya que la mayoría de estos nódulos son benignos — sólo entre el 5% y el 10% de los nódulos tiroideos son cancerosos. Estos nódulos aparecen a cualquier edad, pero son más frecuentes en los adultos mayores.

Subtipos del cáncer de tiroides

Los distintos tipos de cáncer se desarrollan a partir de cada tipo de célula de la región, que es importante detectar porque influyen en la gravedad del cáncer y en el tratamiento necesario.

Los principales subtipos del cáncer de tiroides son:

  • Carcinomas bien diferenciados — sus células tienen un aspecto muy similar al tejido tiroideo normal cuando se observan en el laboratorio. Se desarrollan a partir de células foliculares tiroideas y representan la mayoría de los cánceres de tiroides. En general, no son muy agresivos y responden bien al tratamiento con yodo. Por otro lado, los carcinomas bien diferenciados comprenden tres subtipos diferentes: Carcinoma papilar (el más frecuente — 80% de los casos), folicular y de células de Hürthle;
  • Carcinoma medular — se desarrolla a partir de las células C de la glándula tiroides, que normalmente producen calcitonina, una hormona que ayuda a controlar la cantidad de calcio en la sangre. Es poco frecuente, crece lentamente y no responde al tratamiento con yodo;
  • Carcinoma anaplásico o no diferenciado — se trata de una forma poco frecuente de tumor tiroideo, que representa alrededor del 2% de todos los casos. Se denomina no diferenciado porque las células cancerosas no se parecen a las células tiroideas normales. Es un cáncer agresivo, de crecimiento rápido y precoz, que compromete las estructuras del cuello. El pronóstico es peor que el de los otros subtipos.

Síntomas y signos del cáncer de tiroides

A menudo, cuando se trata de tumores pequeños, los pacientes son asintomáticos. Cuando se manifiestan, los principales síntomas o signos de cáncer de tiroides son:

  • Nódulo o bulto (sobre todo si son de crecimiento rápido);
  • Hinchazón en el cuello;
  • Dolor en la parte delantera del cuello, que a veces se irradia a los oídos;
  • Ronquera u otros cambios persistentes en la voz;
  • Dificultad para tragar;
  • Problemas respiratorios;
  • Tos constante.

Hay afecciones benignas que también provocan síntomas como éstos, sobre todo la presencia de nódulos. Cualquiera de estos signos requiere que acuda a un médico para una evaluación más detallada de su afección.

Diagnóstico del cáncer de tiroides

La exploración física y los antecedentes del paciente son los primeros pasos para detectar un cáncer de tiroides.

Una vez sospechado, se utilizan pruebas para confirmar la neoplasia, incluida la estadificación y la definición del mejor tratamiento. Las pruebas de imagen son importantes porque ayudan a encontrar zonas sospechosas de ser cáncer y a comprobar si la neoplasia se ha extendido, lo que repercute en la elección del tratamiento. Los principales son:

  • Ecografía — es una de las primeras pruebas y ayuda a determinar si un nódulo tiroideo es sólido o quístico (lleno de líquido); los nódulos sólidos tienen más probabilidades de ser cancerosos. También puede utilizarse para comprobar el número y el tamaño de los nódulos y ayudar a determinar si algún ganglio linfático cercano se ha visto afectado por el cáncer. Además, en los nódulos tiroideos demasiado pequeños para ser palpados, puede guiar la aguja que realizará la biopsia;
  • Gammagrafía con yodo — ayuda a determinar si un bulto en el cuello podría ser un cáncer de tiroides. También se utiliza en personas a las que ya se ha diagnosticado un cáncer diferenciado de tiroides (papilar, folicular o de células de Hürthle) para comprobar si se ha extendido. Para esta prueba se ingiere o se inyecta en vena una pequeña cantidad de yodo radiactivo, que es absorbido por la glándula tiroides (o las células tiroideas de cualquier parte del cuerpo), y se utiliza una cámara especial para ver dónde se encuentra la radiactividad, ya que las células del cáncer medular de tiroides no absorben yodo;
  • Tomografía computarizada (TC) de cuello y tórax — prueba de múltiples rayos X que toma imágenes transversales detalladas del cuerpo. Ayuda a determinar la localización y el tamaño del cáncer de tiroides y a comprobar si se ha extendido a zonas cercanas o a órganos distantes, como los pulmones. Un problema de la TC en relación con el cáncer de tiroides es que el medio de contraste contiene yodo, que interfiere con las exploraciones con yodo radiactivo. Por este motivo, a menudo se prefiere la resonancia magnética para evaluar el cuello, o se realiza una tomografía sin contraste;
  • Resonancia magnética del cuello — proporciona imágenes detalladas de la glándula tiroides, el tumor y los ganglios linfáticos del cuello afectados por la enfermedad;
  • TEP — la tomografía por emisión de positrones puede ser muy útil si el cáncer de tiroides no absorbe yodo radiactivo. En esta situación, la TEP puede utilizarse para comprobar si el cáncer se ha extendido.

Una punción/biopsia es esencial para finalizar el diagnóstico de la enfermedad. La forma más sencilla de averiguar si un nódulo es canceroso es mediante una biopsia por aspiración con aguja fina (PAAF). Este tipo de biopsia puede realizarse a menudo en la consulta del médico, con o sin anestesia local. El sangrado en el lugar de la biopsia es muy raro, excepto en personas con trastornos hemorrágicos.

Tratamiento del cáncer de tiroides

El cáncer de tiroides suele tratarse quirúrgicamente, con tiroidectomía total (extirpación de todo el tiroides) o tiroidectomía parcial (extirpación de sólo una parte del tiroides), con o sin extirpación de los ganglios linfáticos (bultos) del cuello, dependiendo de cada caso.

En los carcinomas bien diferenciados, el tratamiento quirúrgico puede complementarse con yodo radiactivo para reducir el riesgo de recidiva del cáncer. El carcinoma medular y el carcinoma anaplásico no responden al yodo, por lo que esta terapia no se utiliza en estos casos.

Para los casos de enfermedad metastásica, otras opciones terapéuticas para controlar la enfermedad incluyen los inhibidores de la tirosina cinasa (medicamentos orales).

Prevención del cáncer de tiroides 

Diversas enfermedades hereditarias se han asociado a distintos tipos de cáncer de tiroides, al igual que los antecedentes familiares. Sin embargo, la mayoría de las personas que desarrollan cáncer de tiroides no tienen una enfermedad hereditaria ni antecedentes familiares de la enfermedad. La única prevención posible consiste en evitar los factores de riesgo (como la exposición a la radiación y las dietas bajas en yodo, mencionadas anteriormente).

No existen pruebas científicas de que el cribado del cáncer de tiroides aporte más beneficios que riesgos, por lo que no se recomienda en estos momentos.

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