¿Qué es el cáncer de próstata?
El cáncer de próstata es el resultado de una multiplicación desordenada de las células de la próstata, la glándula situada entre el pene y la vejiga urinaria. Es el segundo cáncer más frecuente en los hombres, por detrás del cáncer de piel no melanoma.
Más que cualquier otro tipo, se considera un cáncer de la tercera edad, ya que alrededor del 75% de los casos en todo el mundo ocurren después de los 65 años.
Algunos tumores pueden crecer rápidamente y extenderse a otros órganos. La mayoría, sin embargo, crecen muy lentamente (tardan unos 15 años en alcanzar 1 cm³) y no muestran signos durante su vida ni amenazan la salud del hombre.
Subtipos del cáncer de próstata
Cuando a un paciente se le diagnostica cáncer de próstata, lo más probable es que el oncólogo se refiera al adenocarcinoma, que representa el 95% de los casos de la enfermedad, también conocido como adenocarcinoma de próstata. Este tipo de tumor se desarrolla a partir de células glandulares.
Existen otros tipos de cáncer de próstata que se originan en otras células de la próstata, pero son muy raros. El carcinoma de células pequeñas, por ejemplo, no llega al 1% de los casos, pero requiere atención por considerarse un subtipo más agresivo de la enfermedad.
También existen tumores neuroendocrinos y carcinomas de células transicionales.
Síntomas y signos del cáncer de próstata
El cáncer de próstata, en su fase temprana, no muestra signos y se desarrolla en silencio. Los síntomas sólo aparecen cuando la mayoría de los tumores se encuentran en una fase avanzada.
En esta fase de la enfermedad, los síntomas más frecuentes son:
- Sensación de que la vejiga no se ha vaciado completamente;
- Dificultad para empezar a orinar o interrumpir el acto de orinar;
- Necesidad de empujar para que la orina siga fluyendo;
- Sensación de dolor en la parte baja de la espalda o la pelvis (debajo de los testículos);
- Dificultad para lograr o mantener una erección;
- Sangre en la orina o en el esperma (poco frecuente);
- Dolor al eyacular;
- Dolor en los testículos.
Diagnóstico del cáncer de próstata
Al tratarse de un tumor que se desarrolla de forma silenciosa, los exámenes preventivos son esenciales para la detección precoz del cáncer de próstata. Se utilizan dos pruebas: análisis de sangre y exploración clínica.
El análisis de sangre mide el antígeno prostático específico (PSA), una enzima producida por las células de la próstata cuyo aumento de concentración puede indicar cambios en el órgano — además del cáncer, es un indicador de otras afecciones, como prostatitis e hipertrofia prostática benigna. Por este motivo, el mejor enfoque diagnóstico consiste en combinar un análisis de sangre con un tacto rectal.
Aunque es indoloro, aún hay muchos prejuicios contra el tacto rectal. Pero es esencial para detectar problemas de próstata. Mediante el tacto rectal, el médico puede palpar la próstata y ver si hay nódulos (bultos) o tejido endurecido, un indicador de enfermedad en estadio inicial.
Cuando se sospecha un cáncer de próstata, entran en juego otras pruebas que confirman no sólo la enfermedad, sino también su estadio. Entre ellas se incluyen:
- Biopsia — la extracción de muestras de tejido de la glándula para análisis se realiza con ayuda de ecografía. Puede haber molestias y sangre en la orina o el semen en los días siguientes al procedimiento. La biopsia de próstata es la única prueba que puede confirmar si el tumor es maligno;
- Pruebas de imagen — pueden solicitarse tomografía computarizada, resonancia magnética y gammagrafía ósea para evaluar el alcance del problema y comprobar la presencia de células cancerosas en otros órganos o huesos.
Tratamiento del cáncer de próstata
Las alternativas terapéuticas para tratar el cáncer de próstata dependen del estadio de la enfermedad. El curso de acción a definir por el médico es siempre individualizado.
En general, para la enfermedad localizada, que sólo ha alcanzado la próstata, el régimen estándar es la cirugía del cáncer de próstata y/o la radioterapia.
Para la enfermedad localmente avanzada, el protocolo de tratamiento puede incluir radioterapia o cirugía en combinación con tratamiento hormonal.
En los casos de enfermedad metastásica, cuando el tumor ya se ha extendido a otras partes del cuerpo, el tratamiento más adecuado es la terapia hormonal.
Prevención
No existe ninguna guía específica para prevenir el cáncer de próstata. Aparte de la realización de exámenes preventivos para la detección precoz del tumor, las demás guías son comunes a la mayoría de los tumores cancerosos. Se refieren a:
- Obesidad — el exceso de peso corporal, que aumenta el riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer, también se asocia a un mayor riesgo de tumores de próstata;
- Dieta — no existe una relación directa entre la dieta y el cáncer de próstata, pero hay pruebas de que la ingesta excesiva de calorías y el consumo de carne roja y grasas, así como de cigarrillos y bebidas alcohólicas, aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad. En cambio, el consumo de fruta, verduras ricas en carotenoides (como tomates y zanahorias) y legumbres (como judías, guisantes y soya) se ha asociado a un efecto protector;
- Edad — el cáncer de próstata es poco frecuente en hombres menores de 40 años, pero el riesgo de padecerlo aumenta rápidamente a partir de los 50 años. Aproximadamente 6 de cada 10 casos de cáncer de próstata se dan en hombres mayores de 65 años;
- Etnia — el cáncer de próstata se desarrolla con más frecuencia en hombres afroamericanos y caribeños de ascendencia africana que en hombres de otras etnias. Y cuando se desarrolla en estos hombres, suelen ser más jóvenes. Las razones de estas diferencias étnicas no están claras;
Genética — si existen otros factores de riesgo, como la herencia, la enfermedad puede aparecer en hombres más jóvenes. Los principales criterios para definir si existe un mayor riesgo asociado a la herencia son: tres o más familiares de primer grado afectados o dos familiares de primer grado diagnosticados antes de los 55 años o cuando se da en tres generaciones consecutivas (abuelo, padre e hijo).